En los viajes en avión es habitual que en algún momento del trayecto el aparato empiece a bambolearse, a veces de manera bastante violenta.
Muchos pasajeros se asustan y temen que sea el preludio de un accidente fatal. Los zarandeos los provocan las turbulencias del aire y son el pan de cada día en los vuelos comerciales.
Las turbulencias son cambios en el aire por el que está viajando el avión. Aunque el cielo esté limpio de nubes y en apariencia uniforme, en realidad está lleno remolinos, ráfagas de aire violentas y corrientes que viajan en distintas direcciones y a diferentes velocidades.
Estas irregularidades o turbulencias son las que producen los movimientos bruscos de los aviones.
Diferentes motivos
Las turbulencias se producen por motivos de lo más variado, entre los que figuran los cambios de temperatura en distintos puntos del aire, los roces entre el aire y el terreno o las tormentas.
Hay distintos grados de turbulencias, desde el 1 al 6. El avión aguanta turbulencias de nivel 6 sin embargo, los pilotos no se meten en una turbulencia superior a 2 a menos que sea inevitable.
En las cartas meteorológicas aeronáuticas se pronostican las tormentas y las zonas de turbulencia moderada o fuerte. Y algunos aviones tienen además sistemas de detección de turbulencias a bordo que estima el grado de las turbulencias que pueden encontrar en la ruta. Así, el piloto las puede localizar y sortear en el caso de que sea necesario.
Al despegar o aterrizar
Las tormentas se producen sobre todo cuando el avión se eleva hacia los 12 kilómetros, que es la altura a la que realiza la mayor parte del trayecto, y cuando descienden para aterrizar.
Por eso los movimientos bruscos de la aeronave se suelen producir durante esos ratos. La sensación es algo parecido a pasar de viajar en coche por una carretera llena de baches (ascenso del avión a través de una tormenta) a una bien asfaltada (cuando se estabiliza a la altura de crucero).
Para evitar accidentes dentro del avión, las maletas deben estar bien aseguradas y los pasajeros han de tener el cinturón bien puesto.
En ocasiones, las perturbaciones del aire son grandes y han movido tan violentamente el aparato que más de un pasajero ha sido despedido contra el techo.
Hay gente que ha muerto o ha resultado herida por maletas mal colocadas que les han caído en la cabeza, golpes contra el techo o malas caídas.
Fuente: http://www.rtve.es/